Pedaleando por la provincia de León
18 de septiembre, 2014
Me resulta difícil imaginar los veranos de mi infancia sin bicicleta. Es fácil que hayáis vivido algo parecido y recordéis la libertad que sentiáis montando vuestras bicis para escaparos al pueblo de al lado o simplemente para dar una vuelta por las eras de los alrededores. Después llegabas a casa para que la abuela te preparase para merendar un bocata de cecina (con queso de oveja, tomate y pan de hogaza) o de tortilla de patata y cebolla (con verduras de la huerta y huevos de las gallinas de la vecina). A veces también tocaba algo dulce, como un vaso de leche ordeñada esa mañana en la cuadra de al lado de casa acompañado de un pedazo de torta de la que traía el panadero en su vieja furgoneta cada día. Todo con ese sabor especial que tienen los productos del pueblo y que cuando vuelves a la ciudad es tan difícil de encontrar.
Este verano en León no solo han estado presentes las bicicletas de los veraneantes y los autóctonos, nuestra provincia se ha convertido en el epicentro nacional y mundial del deporte de las dos ruedas. Dos de las etapas reinas de la montaña de la Vuelta a España han terminado en territorio leonés y este fin de semana en Ponferrada se disputa el Campeonato Mundial de Ciclismo en Ruta, donde se darán cita los mejores corredores del mundo. Los participantes en estas pruebas, dada su estricta dieta, seguramente no tengan la oportunidad de disfrutar de los sabores de las zonas que recorren, pero estamos seguros de que los componentes de la caravana que los acompaña sí que se permiten algún que otro homenaje.
Una de las etapas disputadas en León tuvo su final en La Camperona situada en Valle de Sabero, que durante muchos años ha estado marcado por la presencia de la actividad minera (en Sabero se encuentra el Museo de la Minería y la Siderurgia), aunque históricamente la agricultura y la ganadería han sido el motor de la economía de la zona. Los habitantes de Alejico, Olleros, Sabero, Sahelices y Sotillos se han acostumbrado a ver como cambiaba la forma de ganarse el pan. Primero con la introducción de la industria minera y después con la desaparición de los trajes azules, los cascos blancos y las caras negras de los hombres saliendo de los pozos y tomando el camino a casa buscando coger fuerzas para afrontar los duros días de pico, carbón y oscuridad.
Si te decides a dar una vuelta con tu bici por la zona podrás descubrir de primera mano de donde proviene su riqueza gastronómica. Pasarás por el río Esla en el que habitan las leonesas truchas (la comarca cuenta con más de 200 kilómetros trucheros), en los caminos que recorren sus montes puedes encontrar una gran variedad de especies de caza (tanto mayor como menor) y mientras pedaleas podrás ver a los lugareños trabajando sus huertas o cuidando el ganado. Con todos estos ingredientes os podéis imaginar que no resulta difícil disfrutar de platos de deliciosos como las sopas de trucha, guisos de caza (patatas con jabalí o guisos de venado y corzo) o el tradicional cocido.
“El Esla lleva el agua y el Duero la fama”
En nuestra última visita al valle, coincidiendo con la etapa de la Vuelta a España en La Camperona, aprovechamos para ver desde la barrera el esfuerzo de los ciclistas afrontando las duras rampas del puerto y terminamos la tarde con una merienda como las que nos daba la abuela a base de cecina, queso y tomate con un buen pan de hogaza. Nos reservaremos un día para volver cuando entre el invierno y disfrutar de alguno de esos guisos que te hacen entrar en calor después de una buena ruta (ya os contaremos).
No os olvidéis que este fin de semana Ponferrada se convierte en la capital del ciclismo mundial. Además de las bicis, la gastronomía de la zona y sus gentes, si os pasáis allí aún estáis a tiempo de disfrutar de la vendimia, que es la auténtica reina de la región en estas fechas.
Añadir comentario:
* Por favor, rellena todos los campos para comentar, y ten en cuenta que tu comentario será moderado. No usaremos tu dirección de e-mail para enviarte spam.