¿Volver a Laciana?. Para rememorar, que mejor que hacerlo a través de los colores: el verde de la vegetación del monte y las brañas, Reserva de la Biosfera; el blanco de la nieve, abundante este año, para regocijo de los esquiadores de la Estación de Leitariegos; el negro del carbón de la mina que ha dado vida a los 14 pueblos del Valle y que tiñen del mismo color su complicado futuro. Y así hasta llegar al rojo, el del adobo de las chacinas, el nuevo oro del Valle para paladares delicados.

Se hacen buenas chacinas, como las que elabora La Chacinera de Laciana. Manjares que salen de la fábrica en Caboalles de Abajo y llegan a toda España. Cecina, Botillo, Chorizo, fresco y cular, Morcilla o Lomo, son compañeros de viaje que se compenetran y que cuando se «prueban» lejos, se convierten en fetiches de lo sabroso y la caja que los ha transportado, en despensa mágica que mantiene las vivencias. Exquisita sencillez.

Chorizo y salchichón recien sacados de la despensa mágica

Si hay un rito que une a las gentes es la matanza del cerdo y lo que sale de su liturgia. Los amigos, adictos al buen comer, miraban expectantes la caja de La Chacinera de Laciana que acababan de recibir llena de productos. Rojos. Interesantes. Su deber colectivo era probarlos. Era hora de comer. Aquel día, cada uno tenía su historia:

El hipster, que andaba triste porque se habían bebido su última cerveza artesana, preparaba el botillo, al principio sin ganas. Quiso comprobar como se estaba haciendo la receta, metió la nariz en la cazuela y a medida que el olor que inundaba la cocina, se rehizo para, como si fuese el mismísimo CR7, lanzar un ¡¡Siuuuuh!! Y adiós a la tristeza. Un tesoro. Enseguida pensó ¿y si le echo un poco de arroz?.

El que no come ensaladas se encontró, de bruces, con la morcilla. Como buen montañés se entusiasmó con lo que veía. Pensó para ella una buena compañía en la olla ¿fabes o garbanzos? Y dudó al recordar las suculentas raciones durante las fiestas de San Froilán ¿mejor sola? Y hasta que se decidió, experimentó con decenas de sabores, pasando de mejor a excelente hasta llegar a supremo.

Morcilla, ¿mejor sola?

El noctámbulo, con mala cara, aún maltrecho por la mala calidad de la recena de la noche anterior, al ver la corra de chorizos frescos y tiernos, despertó, se rehízo, y por su imaginación pasaron imágenes con los mejores momentos de la cocción: el chorizo cortado en rodajas grandes, soltando la grasa. Oyó chisporrotear el chorrín de vino que se añade para potenciar más el sabor en boca. Y predijo ¡un éxito seguro!.

Convinieron que como el rojo de la caja les llevaba al Valle de Laciana, podrían invitar a los vecinos y conocer su opinión sobre los productos del gocho que habían venido de tan lejos. Hubo división de opiniones. Se impuso el compartir. Unas raspinas de lomo, jamón, y chorizo cular: plato festivo. Les sentaron a la mesa. El lomo, grasa infiltrada, jugosidad y sabor. El jamón, del de recebo al de cebo. Chorizo, textura perfecta. ¡Coño! El plato estaba limpio. El maridaje había sido garboso y suculento, para los vecinos, claro.

¿Y la cecina? Eso para otro día.

La cecina de La Chacinera de Laciana

La Chacinera de Laciana
Barrio la Leorna, 15 – 24110
Caboalles de Abajo – León
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